¿Deben Hablar los Maestros sobre el COVID? Lecciones del Pasado
enero 24, 2022
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Los maestros no están muy deseosos de abordar el tema del COVID, según sus anotaciones en Facebook. “No creo que no los lo permiten” escribió un maestro. “De ninguna forma me voy a acercar a ese tema, ya que ha sido tan politizado,” dijo otro. Entre otros comentarios que aparecieron en línea están “Qué tal no, no es nuestro trabajo” y “No lo tocaría, ni con un palo de 50 pies de largo”. El COVID ha conducido a un dilema para los maestros mientras ellos reflexionan sobre su rol en las disputas sobre la vacuna.
La decisión de vacunar o no a un niño les corresponde a sus padres. No obstante, el hogar no es el único lugar adonde los niños pueden ir en busca de respuestas a sus preguntas sobre la vacuna. Después de todo, es la función de las escuelas informar a los niños sobre el mundo que tienen a su alrededor. Entonces, ¿cuál es el rol del maestro? ¿Deben hablar los maestros a los niños sobre la vacuna, y deben instar a los niños a obtenerla? El pensar sobre estas preguntas me llevó dos décadas en el pasado, al año que pasé como estudiante de posgrado en historia, en los archivos de Lyon, la tercera ciudad de Francia. Nunca olvidaré el polvo y moho de los archivos, ni las perspectivas que obtuve al revisar minuciosamente los antiguos registros y cartas que tenían que ver con la salud publica del siglo 19, incluyendo la inspección médica de las escuelas.
Un día, me di con una caja de registros de los 1880 que reflejaban el dilema que enfrentaban los maestros en la campaña de Lyon para darles a todos los niños la vacuna contra la viruela. En ese tiempo, la viruela causaba muchos miles de muertes cada año y dejaba desfigurados a los sobrevivientes. Pero los padres, al igual que muchos padres del presente, frecuentemente temían ver a sus niños sufrir de la vacuna o pensaban que la vacuna tendría efectos secundarios peligrosos. Por lo tanto, rechazaban a los médicos enviados por la ciudad para vacunar a los niños. Los maestros se encontraron atrapados en medio de los padres indispuestos y los médicos enojados que se quejaban de la falta de apoyo de los maestros. El resultado fue un conflicto acalorado, cuando los maestros rehusaban dejar a los médicos vacunar a sus niños sin el consentimiento de los padres.
La descripción del Dr. Jean Boyer de su experiencia en un centro preescolar nos hace visualizar la nube que solía cubrir los salones de clase con solo mencionar la vacuna. Al entrar a algunos salones de clase, el Dr. Boyer encontraba a maestros que hasta rehusaban dejar que los médicos toquen a los niños bajo su cargo sin antes decirlo a los padres. Y un director de centro preescolar, dijo Boyer enfurecido, había organizado una verdadera rebelión contra la vacuna, lo cual llevó a una pelea a gritos ante la clase. En este caso, Boyer, quien ya estaba enojado por esta afrenta a su autoridad y sabiduría, se retiró rápidamente para dejar de exponer a los niños al espectáculo de esta “discusión ridícula.”
Boyer y sus colegas principalmente echaron la culpa a los maestros por la resistencia de los niños a la vacuna. Pero los padres eran los que tomaban las decisiones, protestó F. Passard, una maestra que se encontró en la posición difícil de ser intermediaria entre los médicos enojados y los padres ansiosos. Passard había entrado en conflicto con el Dr. Charles-Amédée Carry, quien la atacó ferozmente por impedir sus intentos de vacunar a los niños bajo su cuidado.
A pesar de las acusaciones del médico, Passard manifestó que había actuado de buena fe. No solamente había anunciado la fecha de las vacunas a su clase, también había alentado a varios padres a someter a sus hijos al procedimiento. Además, Passard notó que ella, su hijo pequeño y su empleada habían recibido recientemente la vacuna. Aun así, la mayoría de sus estudiantes habían respondido al anuncio sobre las vacunas diciendo “ma mere ne veut pas,” o mi madre no quiere que reciba la vacuna, dijo Passard al alcalde de Lyon. Al defender sus acciones, Passard expresó el dilema continuo de los maestros que tratan de respetar tanto la sabiduría de la ciencia como los deseos de los padres.
Este conflicto ha continuado hasta el presente, ya que, desde hace mucho, las escuelas han sido socios importantes con las autoridades de salud pública en lograr la cobertura amplia de las vacunas. Hay un historial largo en los EEUU de utilizar las escuelas como sitios para introducir vacunas novedosas: difteria, polio y sarampión. Al trabajar en asocio con las escuelas, el gobierno pensaba que podía lograr mayor aceptación de las vacunas nuevas. Los padres a inicios del siglo veinte estaban acostumbrados a recibir información de las escuelas respecto a la salud de los niños, y confiaban en esta información, tal como lo explicó William Hallock Park, Director de la Junta de Salud para la Ciudad de Nueva York, después de haber realizado una campaña ambiciosa de vacunación en las escuelas públicas.
En 1921, Park lideró a un equipo de médicos en dar a miles de niños la prueba Schick para la difteria, e inyectarlos con una vacuna nueva. Esta experiencia le convenció que “el éxito o el fracaso en obtener el consentimiento de los niños o sus padres depende en gran medida del interés que toman el director, el director asistente y el maestro en este asunto.”
No obstante, los padres deben tener la ultima palabra en decidir si sus niños se integran al ensayo para la vacuna, respondió el Medical Liberty League (Liga de Libertad Médica) un grupo originalmente opuesto a las vacunas. “Los maestros tienen una responsabilidad moral muy seria en este asunto,” señaló la liga en 1922. “Ellos disfrutan de un grado excepcional de confianza de parte de los padres de sus alumnos. Ellos no querrán ser engañados por la propaganda de partidarios de la prueba Schick, para hacer algo que abuse de la confianza que los padres y los estudiantes tienen en ellos. Es la escuela que es pública—no el niño.”
Eso significaba trabajar en asocio con los padres, según Childhood Education (Educación de la Niñez), una revista para los maestros de niños pequeños. En 1937, hizo hincapié en esto en un artículo sobre la “Responsabilidad del Maestro por la Salud de los Niños” escrito por Hortense Hilbert, una oficial de salud pública en el Children’s Bureau (Buró para Niños) en Washington, DC. El adecuado cuidado de salud para los niños representa una combinación de intereses y responsabilidades familiares y comunitarios,” explicó Hilbert. “El hogar es el centro de la vida del niño, y los padres deciden principalmente cómo se proveerá para la salud de la familia. Sin embargo, los responsables de la educación del niño fuera del hogar deben, por necesidad, compartir el apoyo y la continuación de aquello que se provee. La mejor forma de hacer esto es en comunicación estrecha con la familia, con trabajadores de la salud familiar y con otros especialistas en el campo de la salud infantil—médicos, nutricionistas, higienistas mentales y dentistas.”
Por lo tanto, los maestros deben participar en “conferencias de salud conjuntas con un médico, cada estudiante, los padres del niño, y la enfermera de la escuela,” aconsejó Hilbert. Y los deberes de los maestros permanecieron fundamentalmente iguales casi una década más tarde cuando la epidemia del polio llegó a su pico. En 1950, el National Education Association Journal (Revista de la Asociación Nacional de Educación) publicó un artículo titulado “Si Llega el Polio,” que esbozó el rol de los maestros en la lucha nacional contra esta enfermedad. El artículo buscaba educar a los maestros sobre el polio y dirigirlos a más información para que pudieran “despejar los conceptos erróneos de la enfermedad en las clases de ciencia y en conferencias con los padres.”
Este era un abordaje suave que funcionó porque el polio era una enfermedad altamente visible y muchos de los niños infectados todavía iban a la escuela o volvían al cabo de algún tiempo. Los estudiantes y los padres sabían de primera mano qué aspecto tenía el polio. Habían visto a niños con la cojera, los músculos atrofiados y las manos temblantes que evidenciaban la enfermedad. Así que en 1954 el público de los EEUU recibió la primera vacuna contra el polio con gran alivio y alegría. Tal era el temor de los padres al polio que ellos buscaban rápidamente la vacuna Salk, sin necesidad de coerción ni convencimiento. Unas pocas voces hablaron en contra de la vacuna, pero tuvieron poca respuesta en un país ansioso de prevenir la enfermedad.
El éxito de la vacuna Salk llevó a los oficiales de salud a asumir que los padres recibirían con entusiasmo a otras vacunas nuevas. Pero la década de 1960 demostró que estaban equivocados. Las familias acostumbradas desde hace mucho a vivir con el sarampión se mostraron indiferentes hacia la nueva vacuna para esta enfermedad. Los padres de ingresos medianos y altos solían obtenerla para sus niños si es que la recomendaba el médico de la familia, pero no era recomendada por todos los médicos. Se abrió una brecha en las tasas de infección entre familias pobres y familias pudientes. Y después de que los oficiales de salud intentaran un incentivo tras otro sin resultados, recurrieron a la coerción, respaldando a políticas que hacían obligatorias las nuevas vacunas para que los niños pudieran asistir a la escuela.
Estas tendencias representaban una nueva época para la vacunación en nuestro país, una época marcada por campañas montadas para terminar la enfermedad, no solo prevenirla, y leyes sobre vacunación en las escuelas dirigidas a liberar a la sociedad de la enfermedad infecciosa prevenible. Este cambio en la agenda del país hacia las vacunas enfrentó una ola de movimientos sociales que condujeron a la gente a desacatar a la autoridad y a las fuentes tradicionales de pericia. Las mujeres rechazaron al patriarcado. Los medioambientalistas rechazaron a la industria. Los pacientes rechazaron a los médicos. Y un número creciente de padres, envalentonados por el temperamento de los tiempos, rechazaron a las vacunas requeridas.
Estas corrientes sociales persistentes condujeron al conflicto en el 2019 cuando la Ciudad de Nueva York respondió a un brote de sarampión con una orden de vacunación obligatoria contra la enfermedad. Un concejal de la ciudad dijo, “Usted tiene que ser diplomático en su forma de manifestarse. Usted no puede salir repentinamente con fuerza.” Y un hombre indignado dijo “No creo que a la ciudad le corresponde exigir nada. Todos tenemos derechos constitucionales.”
Aun así, argumentos como estos no disuadieron al Alcalde de la Ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, de exigir la la vacuna contra el COVID para todos los niños elegibles a partir del pasado diciembre. La ciudad ahora requiere que los niños entre cinco y once años de edad presenten prueba de haber recibido una dosis de una vacuna contra el COVID para comer adentro en un restaurant, ver un espectáculo, ir a un teatro de cine, o ir a una fiesta en Chuck E. Cheese o a cualquier otro lugar para diversión en interior. Además, la orden de vacuna de la Ciudad de Nueva York se aplica a muchas actividades extraescolares. Los niños mayores de cinco años deben estar vacunados para asistir a actividades extracurriculares “de alto riesgo” como tocar en la banda, los deportes, y los bailes en las escuelas públicas.
Está creciendo la presión a los padres para hacer vacunar a los niños. Y aun más padres pueden sentirse presionados ya que una vacuna para los niños menores de cinco años debe lanzarse posteriormente este año. Y ahora las escuelas están involucradas, tal como lo han sido en el pasado. Así que, ¿deben los maestros hablar con los niños sobre la vacuna, y cómo deben abordar este tema tan difícil? Un maestro de Florida opinó con una respuesta mesurada. “Yo creo que es importante que los maestros estén compartiendo información factual con sus estudiantes, y hablar de ello—pero no compartir sus opiniones personales,” dijo ella. Y la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina emitió una orientación similar. Las academias han aconsejado a las escuelas evitar sermonear a los padres que no se han hecho vacunar a si mismos ni a sus niños, y en lugar de esto “darles oportunidades para tomar una decisión nueva.”
Cuando se trata de convencer a los padres hacer vacunar a sus hijos contra el COVID, los líderes pro vacuna de las escuelas deben buscar un equilibrio entre el acoso y la persistencia. Ellos pueden resaltar las noticias sobre la aprobación federal de las vacunas, llamar atención a los brotes, y responder a mitos o desinformación. Pero de ninguna manera les corresponde desear una plaga a las familias que rechazan las vacunas. En la ausencia de mandatos de los estados, es a los padres que les toca decidir, tal como muy bien lo sabían esos maestros asediados en Lyon hace tanto tiempo. Los documentos antiguos que leí en mis días de estudios de posgrado han tomado un nuevo significado para mí mientras el COVID sigue conduciendo al conflicto. El rechazo a las vacunas no es algo nuevo—y los maestros de hoy todavía pueden recabar enseñanzas sobre esto de los maestros del pasado. Mientras más cambian las cosas, más siguen iguales, como lo demuestra la historia. O como a los franceses les gusta decir, plus ça change, plus c’est la même chose.
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Elisa Shepherd es la vicepresidenta de Alianzas Estratégicas del Concilio, donde ella dirige iniciativas para promover la misión y el plan estratégico del Concilio mediante el diseño, la gestión, y la ejecución de una estrategia comprensiva de relaciones con las partes interesadas.
Con más de 25 años de experiencia en la educación infantil, Elisa ha dedicado su carrera a desarrollar programas impactantes, oportunidades de desarrollo profesional, y políticas públicas que apoyan a las familias trabajadoras, los niños pequeños y el personal de educación infantil. Antes de integrarse al Concilio, Elisa ocupó numerosos puestos en la industria de la educación infantil. Más recientemente, se desempeñó como vicepresidenta asociada y en The Learning Experience y como gerente senior en KinderCare Education, donde incidió en los asuntos gubernamentales y políticas públicas en 40 estados.
El compromiso de Elisa con el liderazgo se refleja en sus funciones externas en la junta directiva del Early Care and Education Consortium (Consorcio de Educación y Cuidado Infantil), la junta directiva de la Florida Chamber Foundation (Fundación de la Cámara de Comercio de Florida) y como líder del grupo de DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) de KinderCare Education. Ha sido reconocida como líder emergente en la primera infancia por la Iniciativa de Liderazgo de Childcare Exchange.
Elisa obtuvo una licenciatura en sicología, con un enfoque en el desarrollo infantil, de Pennsylvania State University en State College, PA.
Janice Bigelow
Directora financiera (CFO)
Jan Bigelow se desempeña como directora financiera del Concilio y ha estado en la organización desde febrero de 2022.
Jan tiene más de 30 años de experiencia en contabilidad y finanzas, incluidas contabilidad pública y trabajo con organizaciones con y sin fines de lucro. Ha ocupado puestos de nivel gerencial en BDO Seidman, Kiplinger Washington Editors, Pew Center for Global Climate Change, Communities In Schools, B’nai B’rith Youth Organization y American Humane. Desde 2003, Jan ha trabajado exclusivamente en el sector sin fines de lucro, donde ha sido una apasionada defensora de la mejora de las operaciones comerciales para promover la misión de sus empleadores.
Jan tiene una certificación de contador público del estado de Virginia y una licenciatura en Artes de Lycoming College. Reside en Alexandria VA con su esposo y su perro.
Dr. Calvin Moore, Jr.
Director ejecutivo (CEO)
El Dr. Calvin E. Moore, Jr., un líder destacado en la educación infantil, fue nombrado director ejecutivo del Concilio para el Reconocimiento Profesional en mayo del 2020. Es el primer director ejecutivo del Concilio en poseer su credencial de educación temprana, (Asociado en desarrollo infantil® o CDA), y ex miembro de la junta directiva del Concilio. El Dr. Moore tiene una licenciatura en Educación Infantil de la Universidad de Alabama en Birmingham, una maestría en Educación y un doctorado en Educación Infantil de la Universidad Walden.
El Dr. Moore aprendió el valor del cuidado y educación infantil cuando participó en Head Start cuando era niño. También tiene una vasta experiencia profesional en Head Start, habiendo trabajado en programas grandes y pequeños, urbanos y rurales, basados en centros y basados en hogares de cuidado y educación infantil, así como en programas enfocados principalmente en familias hispanas.
A lo largo de su carrera, el Dr. Moore ha desempeñado funciones de alto nivel, dirigiendo complejos departamentos federales y estatales que mejoran los resultados para niños y familias desatendidos. Más recientemente, el Dr. Moore fue gerente de programas regionales en Atlanta para la Oficina de Head Start dentro de la Administración para Niños y Familias (ACF, por sus siglas en inglés) del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. Sus responsabilidades incluían brindar supervisión, seguimiento, capacitación y asistencia técnica a más de 350 donatarios de Head Start y Early Head Start, con una cartera de más de $1.6 mil millones.
Antes de integrarse a ACF, ocupó otros puestos de alto perfil. Fue analista técnico senior de ICF International y contratista federal de la Oficina de Cuidado Infantil de ACF. También se desempeñó como administrador de cuidado infantil para el Departamento de Recursos Humanos de Alabama, donde fue responsable de supervisar las licencias de cuidado infantil, el programa de subsidio de cuidado infantil, la Asociación Early Head Start-Cuidado Infantil, iniciativas de calidad, capacitación y proyectos de asistencia técnica. Anteriormente, el Dr. Moore se desempeñó como subdirector de la Oficina de Cuidado Infantil en ACF, donde apoyó a familias de bajos ingresos brindándoles acceso a programas extracurriculares y de cuidado infantil asequibles y de alta calidad.
Es autor de The Thinking Book Curriculum: For Early Childhood Professionals (El currículo del libro de pensamiento: Para profesionales de la infancia temprana); Men Do Stay: Recruiting and Retaining Qualified Male Early Childhood Teachers (Los hombres sí se quedan: reclutar y mantener a maestros masculinos de la primera infancia calificados), y muchos otros libros. El Dr. Moore ha recibido un premio literario de AIM y New Light Ministries por su libro, Agape Statements (Testimonios agape), el Premio Maria Otto por liderazgo, de la Asociación Nacional de Cuidado Infantil Familiar y el Premio Conmemorativo Billy McCain, Sr. de la Asociación Head Start de Alabama.
Usma Mohamed
Vicepresidenta de experiencia de marca y mercadeo
Usma Mohamed se desempeña como vicepresidenta de experiencia de marca y mercadeo en el Concilio. Es responsable de los resultados generales de marketing de la organización, supervisa la integridad de la marca, las comunicaciones y las estrategias de marketing, así como los esfuerzos para fortalecer la posición de la organización en el mercado para lograr la misión, el objetivo y las metas deseadas. Lidera un equipo dinámico que sirve a la comunidad y le apasiona defender una educación infantil de alta calidad.
Usma aporta más de 20 años de experiencia en marcas y marketing en organizaciones comerciales e internacionales sin fines de lucro. Antes de integrarse al Concilio, fue directora global de marketing y comunicaciones en el Bachillerato Internacional (IB), una organización educativa sin fines de lucro líder a nivel mundial. Ha liderado varias iniciativas internacionales de gestión del cambio y campañas de branding y marketing en varios idiomas y ambientes internacionales. Ha hablado en múltiples conferencias y eventos internacionales en todo el mundo, incluido el National Press Club en Washington, DC.
Sus credenciales académicas incluyen una educación de nivel avanzado del Reino Unido, una licenciatura en Gestión de Marketing Internacional y una maestría en Gestión de Asociaciones y Organizaciones sin Fines de Lucro de la Universidad de Maryland.
José Porro
Vicepresidente de tecnología de la información
José Porro, Vicepresidente de tecnología de la información (TI), llega al Concilio con más de 30 años de experiencia en TI trabajando en múltiples industrias con enfoque en TI, habiendo progresado en todas las áreas, incluyendo programación, análisis, diseño, pruebas, redes, seguridad, arquitectura y liderazgo.
Janie Payne
Vicepresidenta de gente y cultura
Janie Payne es Vicepresidenta de gente y cultura del Concilio para el Reconocimiento Profesional. Janie es responsable de imaginar, desarrollar y ejecutar iniciativas que gestionen estratégicamente el talento y la cultura para alinear las estrategias de las personas con la visión empresarial general del Concilio. Janie es responsable de impulsar la excelencia organizacional a través de prácticas estratégicas de talento, orquestar la planificación de la fuerza laboral, la adquisición de talento, la gestión del desempeño y una gran variedad de otros programas de recursos humanos. Ella es responsable de impulsar la eficacia mediante la formación de una estructura organizacional que logra una eficiencia óptima. Janie supervisa estrategias que fomentan una cultura saludable, con la incorporación de la diversidad, la equidad y la inclusión en todos los aspectos de la organización.
En su puesto anterior, Janie fue vicepresidenta de administración en Equal Justice Works, donde era responsable de liderar los recursos humanos, las operaciones financieras, la gestión de instalaciones y la tecnología de la información. También fue responsable de desarrollar e implementar la estrategia de diversidad, equidad e inclusión de Equal Justice Works, centrada en atraer talentos diversos y orientados a la misión institucional, y crear un entorno laboral inclusivo y equitativo. Con más de quince años de experiencia privada, federal y sin fines de lucro, Janie es conocida por su habilidad intuitiva en gestión administrativa, gestión de recursos humanos, diseño y liderazgo de cambios de sistemas complejos, diversidad e inclusión, y esfuerzos de reforma de la justicia social.
Antes de trabajar en Equal Justice Works, Janie fue vicepresidenta de Recursos Humanos y directora de diversidad para Global Communities, donde fue responsable del diseño, implementación y gestión de estrategias integradas de recursos humanos y diversidad. Su trabajo impactó a empleados en más de veintidós países. Fue responsable de la gestión eficaz de diferentes sistemas culturales, legales, regulatorios y económicos para empleados nacionales e internacionales. Antes de Global Communities, Janie disfrutó de una carrera de diez años en el gobierno federal. Como miembro del Servicio Ejecutivo Sénior, ocupó puestos estratégicos clave de recursos humanos en múltiples agencias a nivel de gabinete y se desempeñó como asesora y entrenadora sénior para líderes de todo el sector federal. En estos roles, recibió reconocimiento de la gerencia, publicaciones de la industria, de sus colegas, y de su personal por impulsar la creación y ejecución de programas que crearon una fuerza laboral comprometida y productiva.
Janie comenzó su carrera en Verizon Communications (anteriormente Bell Atlantic), donde ocupó numerosos puestos de creciente responsabilidad y dirigió un programa de diversidad que resultó en una mejora significativa en las medidas del perfil de diversidad. Janie también fue miembro del cuerpo docente del Black Managers Workshop (Taller de Gerentes Negros) de la empresa, un programa de capacitación diseñado para brindar a los gerentes de color las habilidades necesarias para superar las barreras que encontraron para su éxito debido a la raza. Inició un esfuerzo en toda la empresa para establecer sistemas y estructuras basados en equipos para impactar los resultados finales corporativos, que fue reconocido por el Departamento de Trabajo. Janie fue una de las primeras mujeres afroamericanas en aparecer en la portada de la revista Human Resources Executive.
Janie recibió su maestría en Desarrollo Organizacional de la American University. Posee numerosos certificados de desarrollo profesional en Gestión del Capital Humano y Gestión del Cambio, incluido un certificado de Diversidad e Inclusión en Recursos Humanos de la Universidad de Cornell. Completó el Programa de Liderazgo en Inclusión y Equidad de Maryland, de un año de duración, patrocinado por el Centro Schaefer de Políticas Públicas y la Comisión de Derechos Civiles de Maryland. Es mediadora capacitada y Coach Profesional Certificada. Se graduó de Leadership America, es expresidenta de la junta directiva del Instituto NTL y actualmente es codirectora de la comunidad de práctica de justicia social de la organización, y miembro de la Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos. Además, Janie es la presidenta de la junta directiva del Consejo Asesor de Ciudadanos para la Educación Especial, del condado de Prince George (PG), donde participa activamente en el desarrollo de alianzas que faciliten la comunicación entre padres, familias, educadores, líderes comunitarios y la administración escolar del condado de PG, para mejorar los servicios para los estudiantes con discapacidades, que es su pasión. Ella y su esposo Randolph residen en Fort Washington Maryland.
Beth Heeb
Vicepresidenta de investigación y control de calidad
Beth Heeb supervisa el control de calidad, el cumplimiento, la investigación, las innovaciones, la atención al cliente, las relaciones comerciales, la estrategia corporativa y los proyectos especiales. Beth es responsable de diseñar e implementar sistemas y optimizar procesos que aumenten la productividad del trabajo en estas áreas, y de garantizar que los programas y servicios permanezcan alineados con la visión, misión y objetivos del Concilio. Ella asegura que existan procesos y procedimientos eficaces y eficientes y que estén alineados con los valores del Concilio.
Beth ha desempeñado funciones de liderazgo ejecutivo en organizaciones sin fines de lucro durante los últimos 15 años. Tiene amplia experiencia en el campo de la educación infantil, incluida la administración de sistemas de calificación de calidad, programas de subsidio para el cuidado infantil y programas de aprendizaje temprano de alta calidad.
Antes de integrarse al Concilio, Beth se desempeñó como Directora de operaciones en YWCA del área metropolitana de Pittsburgh, donde dirigió departamentos con presupuestos operativos que superaban los $65 millones y una plantilla de 140 personas. Los programas bajo el liderazgo de Beth prestaron servicios a decenas de miles de mujeres, niños y familias anualmente. Beth también se ha desempeñado como directora ejecutiva de Consumer Health Coalition, una organización sin fines de lucro con sede en Pittsburgh dedicada a garantizar que las poblaciones vulnerables tengan acceso a atención médica asequible y de calidad, y como directora ejecutiva de Schiller Park Community Services, una organización comunitaria con múltiples sitios, en Búfalo, Nueva York.
Sus credenciales académicas incluyen una Maestría en Administración de Empresas de Canisius College. También es Becaria de Liderazgo de la Community Health Foundation del oeste y centro de Nueva York. Además, Beth está reconocida como especialista en credenciales por el Institute for Credentialing Excellence.
Abena Ocran-Jackson
Vicepresidenta de programas
Abena Ocran-Jackson es la vicepresidenta de programas del Concilio. Tiene más de 25 años de experiencia profesional en el campo del cuidado y educación infantil. En el Concilio, es responsable de la gestión eficaz de todos los aspectos de la Credencial™ de Asociado en Desarrollo Infantil® (CDA)™, incluida la Academia CDA, la Certificación CDA, la Red de Egresados del Concilio, la Conferencia de Liderazgo de Educadores Tempranos, las Instituciones de Educación Superior; Implementación del CDA – Sistema de Gestión del Aprendizaje; Poblaciones multilingües/especiales y Capacitación y desarrollo: desarrollo profesional/especialistas en estándar de oro.
Antes de integrarse al Concilio, Abena ocupó varios cargos, desde maestra de preescolar, directora sénior de Acreditación del Programa de Aprendizaje Temprano de NAEYC y directora de preparación docente de KinderCare Education.
La Iniciativa de Liderazgo de Childcare Exchange la nombró una de las líderes excepcionales en la primera infancia. También está reconocida como especialista en credenciales por el Institute for Credentialing Excellence y actualmente es becaria de Equity Leaders Action Network (ELAN) de la Iniciativa BUILD.
Sus credenciales académicas incluyen una Licenciatura en Desarrollo Humano de la Universidad Howard y una Maestría en Gestión de Organizaciones Sin Fines de Lucro de la Universidad Trinity Washington.
Andrew Davis
Director de operaciones (COO)
Andrew Davis se desempeña como Director de operaciones del Concilio. En este cargo, Andrew supervisa la División de Programas, que incluye las siguientes funciones operativas: la acreditación; el crecimiento y desarrollo empresarial; marketing y comunicaciones; políticas públicas y promoción; investigación; innovación y relaciones con los clientes.
Andrew tiene más de 20 años de experiencia en el campo del cuidado y educación infantil. Más recientemente, Andrew se desempeñó como Vicepresidente sénior de alianzas y participación con Acelero Learning y Shine Early Learning, donde dirigió la expansión de asociaciones estatales y comunitarias para producir sistemas más equitativos de prestación de servicios, mejor calidad programática y mejores resultados para comunidades, niños y familias. Antes de eso, se desempeñó como Director de Aprendizaje Temprano en Follett School Solutions.
Andrew obtuvo su MBA (maestría en Administración de Empresas) de la Universidad de Baltimore y la Universidad Towson y su licenciatura de la Universidad de Maryland – University College.
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